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Nube de humo sobre Norteamérica: cómo se mide el índice de calidad del aire y cómo impacta a la salud si se considera insalubre

Millones de personas en la costa este de Norteamérica han tenido que usar tapabocas debido a la inmensa nube de humo que se desplaza por la región, causada por una cadena de incendios forestales en Canadá.

Los datos del Índice de Calidad del Aire (AQI) de la Agencia de Protección Ambiental de EU (EPA, por sus siglas en inglés) muestran que algunas ciudades del país tenían la peor calidad del aire del mundo el jueves por la mañana.

Ciudades como Washington, DC, Filadelfia y Nueva York tenían una calidad del aire significativamente peor que lugares altamente contaminados como Lahore, Dhaka y Hanói.

Algunas áreas de Canadá también tienen niveles excesivos de contaminación en el aire. Este fue el caso de Janvier, en Alberta, que registró un AQI de 338, por encima del 293 de Washington, DC.

A partir de un AQI de 51 en adelante la calidad del aire comienza a ser preocupante para la salud del ser humano.

El humo ha provocado la cancelación de salidas escolares y eventos deportivos, y, en el Capitolio, las celebraciones del Orgullo planificadas por la Casa Blanca fueron suspendidas.

Funcionarios de salud pública pidieron a las personas minimizar su exposición al humo tanto como sea posible, ya que el aire presenta riesgos para la salud inmediatos y a largo plazo.

Unos 111 millones de personas estaban este jueves bajo alerta, al menos en EU, de acuerdo con la EPA.

Gran parte de la nube proviene de Quebec, en Canadá, donde arden cientos de incendios.

Una fuerte sequía ha hecho que la actual temporada de fuegos forestales sea histórica, habiendo comenzado hace solo un mes.

¿Cómo se mide la calidad en el aire? ¿Qué efectos puede tener el humo en tu cuerpo?

Hay algo en el aire…

En gran parte, el aire de nuestro planeta está compuesto por dos gases que son vitales para el desarrollo de la vida: el nitrógeno y el oxígeno.

A esa gran masa de moleculas de O2 y N, todos los días se le suman partículas que se generan en todas partes del planeta: ya sea debido a causas humanas, como la quema de combustibles fósiles, o causas naturales como un incendio forestal o la explosión de un volcán.

Para medir esas moléculas adicionales, los científicos se valen de medidores que, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de EU, están diseñados para identificar cinco tipos de contaminantes: el ozono troposférico, el monóxido de carbono, el dióxido de sulfuro, el dióxido de nitrógeno y las partículas aéreas, conocidas como aerosoles.

El ozono troposférico —en particular, el ozono superficial, es decir, el que existe sobre la superficie de la Tierra— es molecularmente idéntico al que se encuentra en la atmósfera (O3, es decir, tres moléculas de oxígeno), y que nos protege de los dañinos rayos ultravioleta del sol.

Pero en la superficie, sus efectos sobre los seres vivos pueden ser nocivos.

Los contaminantes y sus efectos

El ozono se genera cuando la luz del sol reacciona con ciertos elementos químicos (el dióxido de nitrógeno o el monóxido de carbono) presentes en las emisiones industriales o automotrices, explica la NOAA.

De hecho, según la EPA, la exposición a altos niveles de ozono estaría relacionada con el empeoramiento (o incluso, el origen) de enfermedades como el asma.

“El ozono en el aire que respiramos puede afectar nuestra salud”, dice la EPA, “particularmente en días soleados cuando el ozono puede alcanzar niveles dañinos“.

Sin embargo, lo que vemos actualmente en la costa noreste de Canadá y EU son los efectos de las partículas suspendidas en el aire, conocidas como aerosoles.

Estas partículas son pequeñas gotas sólidas y líquidas suspendidas en el aire“, explica la NOAA. “Pueden tomar vuelo en sitios de construcción, incendios forestales, volcanes y algunas reacciones químicas en la atmósfera”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) relaciona a los aerosoles con todo tipo de enfermedades respiratorias, y con la mala calidad de la salud de ciertas poblaciones.

“Hay evidencia sólida del impacto negativo en la salud asociado con la exposición a estos contaminantes”, explica la OMS. “La mayoría son sulfatos, nitratos, amonio, cloruro de sodio, carbón, polvo mineral y agua”.

La escala

Luego de medir la presencia de los contaminantes, los científicos usan una escala —con valores que varían entre 0 y 500— para indicar la calidad del aire.

Cuando la cifra del índice está dentro del rango de 0 y 50, se considera que la calidad del aire es “buena”.

Entre 50 y 150, la calidad del aire es riesgosa para personas con problemas de salud, como condiciones respiratorias o de la piel, mientras que cifras superiores a los 151 se consideran “no saludables” y los efectos son perceptibles en todas las poblaciones, sin importar cuán susceptible sea una persona a los contaminantes.

En sus recomendaciones sobre la contaminación del aire, la OMS resalta la importancia de conocer la calidad del aire dada su estrecha relación con la salud.

“Las mayores fuentes de polución externa están fuera del control de los individuos, y esto requiere acción concertada entre líderes locales, nacionales y regionales trabajando en los sectores de energía, transporte, manejo de deshechos, planificación urbana y agricultura”.

Fuente: Animal Político

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