El duro trabajo de los albañiles bajo el sol de Coahuila; toman hasta 10 litros de agua diarios
Los albañiles desarrollan sus labores expuestos a los intensos rayos del sol y, aunque el calor resulta agobiante para la mayoría, no paran de preparar la mezcla, armar castillos, acarrear blocks y ladrillos y otras actividades laboriosas y extenuantes.
Si previo a esta oleada de calor tomaban de 2 a 3 litros de agua, ahora deben consumir entre 9 y 10 litros por jornada para evitar deshidratarse, eso, sin contar uno o dos refrescos.
Los trabajadores que vienen de estados del sur, ni sudan ni se acongojan, siguen tomando la misma cantidad de líquidos. Las altas temperaturas que se sufren en Saltillo son poca cosa o nada con el calor de allá, donde es frecuente superar los 40 grados y rondar los 45 o más.
Jacinto Jiménez, de 61 años y con 25 dedicado a “la macabra”, asegura que los calorones de los últimos días están canijos, sobre todo cuando se trabaja en las losas o techos porque reciben el sol de lleno. Toda su ropa es de mezclilla. La camisa de manga larga y el pantalón holgado son de algodón.
“Es para mantenernos frescos, si no sí”. El rostro lo cubre con una burka y lentes para el sol. Sobre la cabeza un casco blando lo protege un poco más del sol. No recuerda haber sentido nunca antes las altas temperaturas que agobian a la ciudad.
Sí recuerda que hace unos 10 años anduvo trabajando por rancherías del municipio de Ocampo y allá las temperaturas del desierto casi llegan a los 50 grados y en las semanas que anduvo por allá en la obra bajó unos cinco o seis kilogramos porque el sudor era constante y la sed aún más.
“Aquí el calor está tranquilo -dijo sonriente Osvaldo- está más duro en Monterrey. Yo me tomo 2 litros nada más. Soy de Guerrero, allá sí está fuerte el calor, pero pues hay que acostumbrarse a todo, a mí no me afecta, está normal, está más fuerte en Monterrey”.
En la vecina ciudad, señaló, el calor es más intenso y el trabajo se hace más pesado, más cansado. Allá sí, aseguró, se puede tomar hasta 10 litros por día trabajando en la obra.
José Rivera, originario de Coatzacoalcos, Veracruz, afirmó que aunque el termómetro ande entre los 37 y 38 grados “el calor no se siente, además está haciendo airecito, el sol sí quema, pero andamos con capucha, si no sí arde la cara y el cuello”.
En su caso, antes de estos calorones “nomás leve me tomaba como dos litros, pero ahorita cuatro o cinco, ya estamos tomando más”. El fuerte calor no le quita la sonrisa. “Esto no es nada, allá sí, pero ya estamos impuestos”, concluyó.
Fuente: Vanguardia Mx