La presidenta Claudia Sheinbaum señaló hoy que la deuda de Petróleos Mexicanos (Pemex) se incrementó en un 129.5% en los últimos 10 años, durante los gobiernos de Felipe Calderón (2006-2012) y Enrique Peña Nieto (2012-2018). Esto ocurrió a pesar del supuesto objetivo de privatizar la paraestatal para evitar el endeudamiento, lo que, según Sheinbaum, resultó en un “periodo neoliberal muy dañino para Pemex”.
En su intervención, Sheinbaum destacó que, durante esos años, la producción de gas, petróleo y gasolina disminuyó significativamente, mientras aumentaba la importación de gasolina: “Resulta que bajó la producción de gas, bajó la producción de petróleo, bajó la producción de gasolinas. Entonces, el periodo neoliberal fue muy dañino para Pemex”, expresó.
Saques y malas decisiones
Sheinbaum también señaló que durante la administración de Calderón, Pemex adquirió acciones de la petrolera española Repsol, lo que resultó en una pérdida de 3,500 millones de pesos entre 2014 y 2017, tras una devaluación de las acciones. A ello se suman los negocios con Odebrecht, en particular el contrato con Braskem-Idesa para el Complejo Etileno XXI en Veracruz, que generó pérdidas por más de 7,100 millones de pesos entre 2015 y 2018 debido a acuerdos contractuales desfavorables.
El expresidente Andrés Manuel López Obrador denunció en 2021 que este contrato con Odebrecht provocó un quebranto de 667 millones de dólares entre 2016 y 2020, y acusó a Calderón y Peña Nieto de facilitar la operación de la empresa brasileña, señalando que Odebrecht apoyó financieramente al PRI durante las campañas presidenciales.
Reforma energética y declive de Pemex
La Secretaria de Energía, Luz Elena González Escobar, informó que, tras la reforma energética de 2013 impulsada por Peña Nieto, la inversión pública en el sector disminuyó un 55%, mientras que la producción de petróleo crudo y gas natural cayó en 28% y 22% respectivamente. Además, la perforación de pozos petroleros se redujo en 87% y la producción de diésel y gasolina en 61% y 51%.
Sheinbaum explicó que las reformas y privatizaciones, bajo el pretexto de mejorar la inversión y producción, no cumplieron su objetivo. A pesar de promesas de inversiones por más de 200 mil millones de dólares, el sector privado apenas aporta el 3% de la producción y las 90 áreas petroleras privatizadas no lograron revertir el declive.
“La privatización de Pemex se empezó con Calderón y continuó con Peña Nieto, con la reforma energética de 2013. La deuda de Pemex creció un 129.5% y la producción disminuyó”, aseguró Sheinbaum, subrayando que los intentos de privatización y la gestión irresponsable contribuyeron al deterioro de la empresa estatal.
Producción y recursos desperdiciados
El análisis de la revista Contralínea en 2019 mostró que, durante el gobierno de Calderón, la producción petrolera alcanzó niveles históricos, pero los recursos obtenidos, 545 mil millones de dólares, fueron mal gestionados. Un ejemplo claro fue la refinería Bicentenario en Tula, Hidalgo, que solo dejó una barda y un costo de más de 500 millones de pesos.
Durante el sexenio de Peña Nieto, la producción diaria de petróleo fue de 2.33 millones de barriles. A pesar de estos altos ingresos, Peña Nieto advirtió que el yacimiento de Cantarell, antes de producir 2.4 millones de barriles diarios, había descendido a 200 mil barriles diarios en 2017. López Obrador señaló que el campo fue explotado de manera irracional, lo que contribuyó a su agotamiento.
Un legado de despilfarro y falta de infraestructura
En resumen, los gobiernos de Calderón y Peña Nieto tuvieron a su disposición la más alta producción petrolera en la historia reciente de México y precios del crudo récord. De 2000 a 2012, Pemex generó 7 billones 753 mil millones de pesos, pero este ingreso se perdió debido al despilfarro y a la falta de una política energética coherente. Las seis refinerías fueron abandonadas y no se invirtió en la infraestructura necesaria, situación que ahora busca revertir el actual gobierno, con proyectos como la Refinería de Dos Bocas y la compra de Deer Park en Texas.
El saldo del neoliberalismo en Pemex es claro: una deuda millonaria, caída en la producción y una infraestructura abandonada, a pesar de contar con ingresos extraordinarios durante los gobiernos de Calderón y Peña Nieto.