Uno de los cuestionamientos que hizo Andrés Manuel López Obrador a Ernesto Zedillo fue por qué desapareció los trenes de pasajeros y se fue a trabajar a la empresa a la que le entregó los Ferrocarriles Nacionales de México.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador lanzó esta mañana cuatro preguntas al expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000) en su regreso al país de cara a una supuesta conferencia que dará mañana 24 de enero con José María Aznar, exmandatario español (1996-2004).
Durante su conferencia de prensa diaria, el actual mandatario mexicano cuestionó las decisiones de Zedillo sobre la deuda pública con el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), la reforma de pensiones que dicta que las y los trabajadores reciban el 50 por ciento de su salario, y la desaparición de los trenes de pasajeros.
“Ahora que viene Zedillo, me gustaría hacerle tres [cuatro] preguntas […] porque lo traen de expositor como a [José María] Aznar de España, todo este bloque conservador”, dijo.
López Obrador preguntó a Zedillo lo siguiente: ¿por qué convirtió las deudas privadas de unos cuantos en deuda pública con el Fobaproa?, ¿por qué envió al Congreso una reforma de pensiones en donde el trabajador, al jubilarse, no va a recibir ni el 50 por ciento de su salario?, ¿por qué durante su Gobierno no aumentó el salario mínimo, sino al contrario, se redujo el poder de compra del salario?, y ¿por qué desapareció los trenes de pasajeros y se fue a trabajar a la empresa estadounidense a la que le entregó los Ferrocarriles Nacionales de México?
El Fobaproa fue una iniciativa presentada por el expresidente Zedillo Ponce de León (1994-2000) para “rescatar” a bancos y empresas privadas en México, luego de que se desatara la deuda por la serie de factores socio-económicos arrastrados de la administración de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994).
El entonces Presidente Zedillo decidió convertir los pagarés del Fobaproa en deuda pública a través de una iniciativa de Ley, en la que pidió que el Congreso —entonces de mayoría priista— reconociera la deuda pública por 552 mil millones de pesos, lo que provocó un aumento de impuestos y tarifas de servicios públicos.
Por otro lado, el tema de las pensiones en México se puso nuevamente en el debate público luego de que López Obrador anunció que enviaría al Congreso una iniciativa para modificar la actual legislación que se aprobó en el año de 1997 durante la administración del expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León, uno de los personajes que actualmente goza de una pensión vitalicia por arriba de los 100 mil pesos mensuales por parte del Banco de México (Banxico).
Esa reforma a la que el Presidente hizo mención fue propuesta en noviembre de 1995 por el entonces Presidente Zedillo (1994-2000) y aprobada por el Congreso en diciembre de ese mismo año. Esta nueva legislación sustituyó a la Ley de 1973 del IMSS, donde los trabajadores se jubilaban a los 65 años con una pensión del 100 por ciento de su último salario, y en su lugar se creó la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) y las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores), aumentando las semanas de cotización para quienes buscaban retirarse.
Asimismo, Zedillo, con el argumento de que gran parte de la red ferroviaria estaba deteriorada y que el Estado no tenía los recursos suficientes para atenderla, reformó en marzo de 1995 la Constitución para abrir la puerta de los ferrocarriles a la industria privada que hasta la fecha mantiene casi en su totalidad el control de las vías que recorren el país y de la cual obtuvo beneficios una vez que dejó la Presidencia.
De esta manera se permitió que capitales extranjeros y mexicanos, entre ellos a Grupo México de Germán Larrea y Grupo Peñoles de los Baillères obtuvieran concesiones —que aún operan— hasta por 50 años, con la posibilidad de renovarlas. Posteriormente entraron al negocio Grupo Carso de Slim que compró a Grupo Triturados Basálticos (Tribasa) su concesión, y una vez constituida como Ferrosur vendería la misma en 2005 a Grupo México.
Como consecuencia de la decisión adoptada por Zedillo entre 1997 y 1999 se dejó de brindar el servicio de transporte de pasajeros, a excepción de algunos recorridos turísticos, algo que busca revertir López Obrador con un decreto para que las vías férreas de trenes de carga se usen también para pasajeros.
Tras la privatización, Ferrocarriles Nacionales, organismo del Estado, se quedó con unas cuantas rutas que no habían sido concesionadas hasta que cerró sus operaciones en 1998 y tres años después, ya en el foxismo se declaró su extinción.
Crédito: SINEMBARGO