La ratificación de los resultados presidenciales en Mozambique ha desatado una ola de violencia que ha cobrado la vida de al menos 125 personas desde el lunes. El tribunal superior confirmó la victoria de Daniel Chapo, del partido oficialista Frelimo, con el 65% de los votos, un proceso que la oposición y los manifestantes han denunciado como fraudulento, exigiendo un recuento transparente y la intervención de mediadores internacionales.
Las protestas se han extendido a siete provincias, donde la organización civil Plataforma Decide denunció un uso desproporcionado de fuerza por parte de las autoridades, incluyendo disparos con munición real contra los manifestantes. En Maputo, epicentro de los disturbios, se han registrado enfrentamientos, bloqueos de carreteras y ataques a edificios públicos.
Uno de los eventos más graves tuvo lugar en la Prisión Central de Maputo, donde más de 1,530 reclusos escaparon tras una revuelta. Según la policía, 33 internos murieron y 15 resultaron heridos en el caos. Aunque 150 de los fugados han sido recapturados, las autoridades temen un aumento de los delitos en la ciudad. En la vecina provincia de Matola, también se reportaron fugas masivas, incluyendo detenidos por presunta actividad terrorista.
La crisis pone en evidencia las tensiones políticas y sociales en el país, mientras los manifestantes desafían al gobierno con demandas de justicia y transparencia. Entretanto, la comunidad internacional sigue con atención el desarrollo de la situación en Mozambique.
