Reino Unido abre el debate sobre la muerte asistida con un primer voto favorable
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El Parlamento británico dio un primer paso histórico este viernes al votar a favor de un proyecto de ley que permitiría la muerte asistida para pacientes terminales en Inglaterra y Gales bajo estrictas condiciones. Aunque la legislación aún debe pasar por comisiones parlamentarias y podría sufrir modificaciones, el resultado marca un avance significativo en un tema que ha polarizado al país.
Tras cinco horas de intenso debate en la Cámara de los Comunes, 330 legisladores votaron a favor y 275 en contra de una propuesta que permitiría a los médicos asistir a pacientes con enfermedades terminales, siempre que tengan menos de seis meses de expectativa de vida. De aprobarse en las próximas fases legislativas, esta ley representaría uno de los cambios sociales más profundos en el Reino Unido en décadas.
El proyecto de ley, presentado por Kim Leadbeater, diputada del Partido Laborista, establece estrictas regulaciones para su implementación: los solicitantes deberán ser mayores de 18 años, contar con un diagnóstico terminal y recibir la aprobación de dos médicos y un juez. Además, los fármacos utilizados para la muerte asistida deberán ser autoadministrados por el paciente.
Leadbeater calificó el debate como “una de las cuestiones más importantes de nuestro tiempo” y pidió a sus colegas que consideraran el sufrimiento de las familias afectadas por el actual marco legal. En el Reino Unido, ayudar a alguien a morir es ilegal y puede acarrear procesos legales para quienes acompañen a un ser querido en esta decisión, incluso si esta ocurre en países donde la práctica es permitida, como Suiza.
El debate, que trasciende líneas partidistas, ha generado intensas discusiones éticas. Mientras los defensores ven en la muerte asistida una forma compasiva de aliviar el sufrimiento, los detractores expresan preocupación por los riesgos de presión indebida hacia los más vulnerables, como ancianos o personas con discapacidades.
La muerte asistida ya es legal en países como Canadá, Nueva Zelanda y en algunos estados de Estados Unidos, pero el Reino Unido nunca había avanzado tanto en este tema. Aunque aún queda camino por recorrer, este primer voto ha reavivado un debate nacional que podría cambiar el final de la vida para muchas personas.