México y EU crearán equipo de trabajo sobre migración; hablan de cruces fronterizos
El Secretario de Estado Antony Blinken dejó abierta la posibilidad de que se abran nuevamente los cruces fronterizos en caso de que México brinde más ayuda.
México y Estados Unidos se comprometieron este miércoles a crear un grupo de trabajo para atender el fenómeno migratorio, mejorar las condiciones económicas de la región y dialogar con los países expulsores durante la visita de la delegación del Gobierno estadounidense a la capital mexicana.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador recibió esta tarde en el Palacio Nacional al Secretario de Estado de EU, Antony Blinken; al Secretario de Seguridad Nacional, Alejando Mayorkas; a la asesora en Seguridad, Liz Sherwood Randall; y al Embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, para llevar a cabo el Encuentro de Alto Nivel.
“Vamos a hacer un equipo de trabajo conjunto para vernos periódicamente, vamos a tener reuniones periódicas, vamos a trabajar en conjunto con Guatemala, con los países de Sudamérica y Centroamérica, eso fue lo que realmente se habló y de cómo vamos a apoyarnos mutuamente”, compartió la Canciller mexicana Alicia Bárcena al finalizar la reunión de dos horas y media.
Ante la disposición que ambas partes han manifestado para dialogar, la titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) adelantó que el nuevo equipo de atención se reunirá a finales de enero del 2024.
Luego de la reunión con Blinken, la Secretaria Bárcena aseguró que se ha logrado disminuir el flujo de personas que buscan llegar a Estados Unidos. “Está bajando mucho, hemos procurado bajar mucho las cifras de migrantes”, dijo.
También detalló que durante el encuentro con altos funcionarios estadounidenses se abordó la importancia de la relación económica entre ambas naciones, así como la prioridad de que los cruces fronterizos permanezcan abiertos y de las causas estructurales de la migración.
Al ser cuestionada sobre las peticiones particulares de la delegación de EU, la Canciller mexicana aclaró que no hubo alguna en particular. “Simplemente refrendamos nuestro interés de seguir trabajando juntos”, sostuvo.
En cuanto a los funcionarios estadounidenses, salieron del recinto sin dar declaraciones. Sin embargo, la Secretaria de Relaciones Exteriores aseguró que enviarían un comunicado conjunto en el que comunicarían los acuerdos alcanzados.
Además de la Canciller de México, el titular del Ejecutivo estuvo acompañado por la Secretaria de Seguridad Pública, Rosa Isela Rodríguez; la Secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde; el Secretario de Defensa, Luis Crescencio Sandoval; y José Rafael Ojeda, Secretario de Marina.
A través de sus redes sociales, la titular de la Secretaría de Gobernación (Segob) informó que en la reunión de hoy, las autoridades de ambos países acordaron mantener el trabajo conjunto para continuar con las acciones para tratar el fenómeno migratorio.
“Ante los flujos migratorios sin precedentes, acordamos mantener la cooperación bilateral y un seguimiento permanente de las acciones conjuntas”, publicó Luisa María Alcalde.
Mientras que Rosa Icela Rodríguez subió imágenes del encuentro en el que también mencionó que se trató la cooperación bilateral en materia de migración.
Por su parte, el Secretario Blinken manifestó que la relación entre ambas naciones es “crucial” para garantizar la seguridad de México y EU, así como de todo el continente americano.
“Es bueno discutir estos temas y nuestros esfuerzos compartidos para reducir la migración irregular, con López Obrador hoy en la Ciudad de México”, escribió en su cuenta de X.
En tanto que, el Embajador Ken Salazar reafiró que el trabajo conjunto es crucial para lograr la prosperidad y la seguridad de la región, así como para tratar la migración irregular.
“El trabajo conjunto con nuestros socios en México es crucial para la prosperidad y la seguridad de la región, así como para abordar la migración irregular”.
La delegación estadounidense de alto nivel llegó al recino para lo que muchos consideran un nuevo intento de la administración de Joe Biden para que el Gobierno mexicano haga más para contener el repunte de migrantes que llegan a la frontera sur del territorio estadounidense.
López Obrador reiteró por la mañana, antes del encuentro, que México está “ayudando mucho, lo vamos a seguir haciendo” pero recordó que debe incrementarse la ayuda al desarrollo para los países de origen y alertó sobre la utilización electoral del tema. Además, en los últimos días ha insistido en que aspira a ver progreso en las relaciones de Estados Unidos con Cuba y Venezuela, dos de los países de donde salen más migrantes.
Sin embargo, la reactivación de los cruces fronterizos también fue uno de los ejes del encuentro.
“La importancia de reabrir los cruces fronterizos, para nosotros es una prioridad”, dijo la secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena, en unas breves declaraciones a la prensa al salir del encuentro.
Adelantó que se hará un equipo de trabajo conjunto para tener reuniones periódicas con Centro y Sudamérica sobre migración aunque no ofreció más detalles.
Tanto Estados Unidos como México enfrentan una intensa presión para llegar a acuerdos porque la región vive un flujo migratorio sin precedentes que no ha podido controlarse pese a los intentos de Estados Unidos de abrir nuevos cauces para emigrar legalmente a la vez que endureció las consecuencias de hacerlo de forma irregular.
México ha registrado más de 680 mil migrantes irregulares en lo que va de año, 98 mil sólo en el mes de noviembre. Estos días un grupo de unos seis mil avanza en caravana por el sur y acapara todas las miradas porque las autoridades no han hecho nada por pararlos, pero muchos miles más están llegando a diario a la frontera norte por todo tipo de vías, en tren, en autobuses, con traficantes.
Algunos días de diciembre las autoridades estadounidenses detectaron hasta 10 mil cruces ilegales diarios desde México y Washington ha tenido problemas para procesar a los miles de migrantes o para brindarles albergue una vez que llegan a ciudades en el norte de ese país.
Las industrias mexicanas se vieron afectadas la semana pasada por el cierre temporal de dos cruces ferroviarios con Texas, llevado a cabo con el argumento de que se tuvo que reasignar a agentes de la Patrulla Fronteriza para hacer frente al elevado número de cruces migratorios.
Otro cruce fronterizo permanecía cerrado en Lukeville, Arizona, y las operaciones quedaron suspendidas parcialmente en San Diego y Nogales, también en Arizona.
El Secretario de Estado Antony Blinken dejó abierta la posibilidad de que se abran nuevamente dichos pasos en caso de que México brinde más ayuda. En un comunicado previo a la visita, indicó que se abordarán “los desafíos de seguridad fronteriza, incluidas acciones que permitan la reapertura de importantes puertos de entrada a lo largo de nuestra frontera compartida”.
México ha asignado a más de 32 mil agentes de las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional —alrededor del 11 por ciento de sus fuerzas— para la aplicación de las leyes migratorias. Pero en la mayoría de las ocasiones los migrantes no son deportados sino trasladados del norte al sur de México.
Este año han sido devueltos menos de 53 mil frente a los más de 122 mil de todo 2022 y en diciembre el Instituto Nacional de Migración ordenó la paralización temporal de los retornos y los traslados por falta de fondos. México también registró un récord en solicitudes de refugio, con casi 137 mil peticiones.
Sin embargo, los trámites legales son muy lentos y eso ha hecho que sea constante la formación de grupos que optan por salir caminando de Tapachula, cerca de la frontera con Guatemala, especialmente coincidiendo con cumbres o citas migratorias importantes, algo que el Presidente López Obrador también consideró que tiene fines políticos.
La víspera de Navidad, justo antes de la llegada a Ciudad de México de Blinken, el Secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, y la asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Liz Sherwood-Randall, salió el mayor grupo de estas características del año que sigue caminando por el sur, conformado en su mayoría por centroamericanos, venezolanos y cubanos.
Este miércoles Lázara Padrón Molina, una cubana de 46 años, estaba enferma y agotada después de caminar unos 75 kilómetros a través del calor hasta Escuintla, en el sur del estado de Chiapas.
“Es muy largo el tramo para seguir caminando, ¿Por qué no nos acaban de dar los papeles para poder coger un bus, un taxi o algo?”, se preguntó la mujer. “Mira como tengo los pies”, agregó mostrando sus úlceras. “No se puede seguir caminando”.
Desde fines de 2021 las autoridades optaron por dejar que los migrantes se cansen e intentaron disolver los grupos ofreciéndoles documentación temporal que, en muchos casos, los extranjeros utilizan para seguir el viaje al norte por su cuenta.
Miles están desperdigados por distintos puntos del país esperando sus citas para pedir asilo en Estados Unidos y mantienen a los albergues desbordados.
En Ciudad de México, a sólo unas calles del Palacio Nacional, donde López Obrador recibió a la delegación estadounidense, está uno de los muchos campamentos improvisados de migrantes que hay en la capital del país. En los alrededores de la plaza se estacionan autobuses procedentes de Chiapas.
Los venezolanos David Peña, su esposa Maryeris Zerpa, embarazada de ocho meses, junto a sus dos hijas y cuatro familiares más llegaron el martes por la tarde a dormir en una iglesia reconvertida en albergue con la idea de descansar un poco y seguir hacia el norte. “La meta es cruzar [a Estados Unidos] y que el niño nazca allá”, afirmó. No tenían información sobre cómo solicitar asilo pero confían en averiguar más cuando lleguen a la frontera.
Otros aprovechan su llegada a la capital para registrarse en la plataforma que Estados Unidos habilitó para los solicitantes de asilo, el CBPOne, y esperan en Ciudad de México que les llegue el mensaje con el lugar y el punto fronterizo donde presentarse.
La ecuatoriana Giovanna Santillán, de 30 años, que viaja con tres hijas y su esposo lleva un mes y medio esperando su cita y durmiendo en una de las decenas de tiendas de campaña donde cientos de migrantes aguantan hacinados bajo plásticos el frío de la temporada. “Aquí he escuchado de trenes, de buses [para llegar al norte] pero arriesgarse con niños es difícil”.
La cantidad de migrantes que han abordado los trenes de carga para atravesar México ha sido tal que una de las dos principales compañías ferroviarias del país se vio obligada a suspender sus servicios en septiembre por motivos de seguridad.
De ahí que una de las peticiones de la delegación estadounidense podría ser que México hiciera más por bajar a los migrantes de los trenes, tal como lo hacían las autoridades mexicanas hace una década.
Pero muchos de quienes trabajan en los albergues, la mayoría gestionados por la Iglesia católica, repiten que los migrantes siempre encontrarán las formas de migrar.
Isabel Turcios, una monja de la Casa del Migrante de Piedras Negras, ciudad fronteriza con Eagle Pass y donde tuvieron lugar algunos de los cierres fronterizos de la semana pasada, afirmó que pese a que las autoridades pusieron un cerco para evitar la entrada de más extranjeros a la ciudad siguen llegando.
“Tenemos más de dos meses de estar recibiendo entre 800 y mil migrantes” al día, dijo en conversación telefónica. Al poco de llegar, muchos “se tiran al río” para cruzar a Estados Unidos.
Crédito: SINEMBARGO