El PRI agoniza… alguna vez fue el partido hegemónico del Siglo XX y llamado la ‘dictadura perfecta’ según el intelectual Mario Vargas Llosa
La derrota del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Estado de México en las elecciones del 4 de junio marcó el fin de 94 años de gobierno del partido en la entidad más poblada de México. Esta derrota también representa un golpe monumental para el PRI, ya que ahora solo tiene dos gubernaturas y un único bastión en Coahuila.
En su momento de mayor poder en 2012, cuando ganó las elecciones presidenciales con Enrique Peña Nieto, el PRI gobernaba en 20 entidades del país. Sin embargo, ahora se encuentra confinado a la región lagunera de Coahuila y Durango, las únicas entidades que seguirá administrando en el futuro cercano.
El contraste con su rival, Morena, es significativo. Morena, que apenas obtuvo el registro como partido en 2014, ahora gobierna en 21 entidades y cuenta con aliados en la 4T, como el gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, del Partido Encuentro Social.
Hasta este domingo, el Estado de México era uno de los bastiones más importantes del PRI. Además de ser la entidad más poblada de México, tiene una gran relevancia económica debido a su actividad industrial en sectores como el automotriz, alimentario, químico-farmacéutico, textil y turístico.
Por primera vez en la historia, el Estado de México será gobernado por una mujer. Hasta ahora, todos los gobernadores habían sido hombres y pertenecían al PRI, una tradición que se remonta a los tiempos del Partido Nacional Revolucionario (PNR) y el surgimiento del Grupo Atlacomulco.
En los últimos 10 años, el PRI ha experimentado un declive. En 2016, el partido cedió cinco entidades y, después de las elecciones de 2018, solo quedaron con 12 gubernaturas. Sin embargo, en las elecciones de 2021, el PRI sufrió una derrota contundente al no ganar ninguna gubernatura y perder ocho, incluyendo Sinaloa, Tlaxcala, Sonora, Colima, Zacatecas, Guerrero y Campeche, que pasaron a manos de Morena. Después de los comicios intermedios del sexenio de AMLO, el PRI solo conservó cuatro gubernaturas. En 2022, perdió una más y, tras las elecciones de 2023, solo mantiene el control en Coahuila y Durango.
Es decir, que de 20 entidades que gobernaba en 2012, solo le quedan 2 bastiones de cara a las elecciones de 2024.
La dictadura perfecta se extingue
Durante gran parte del siglo XX, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ejerció una hegemonía política en México. El PRI fue fundado en 1929 y se mantuvo en el poder hasta el año 2000, cuando Vicente Fox, del Partido Acción Nacional (PAN), se convirtió en el primer presidente no priista en más de 70 años.
La hegemonía del PRI se caracterizó por un sistema político conocido como “presidencialismo autoritario”. Durante este periodo, el PRI controlaba los principales órganos de gobierno, tenía una fuerte influencia en el poder legislativo y judicial, y ejercía control sobre los medios de comunicación. El partido utilizaba diversas estrategias para mantenerse en el poder, como el clientelismo político, la represión de la oposición y el control de los sindicatos.
El PRI se mantuvo en el poder a través de elecciones que, si bien en muchos casos no eran libres ni justas, le permitían mantener una apariencia de legitimidad. Además, contaba con un amplio apoyo de diversos sectores de la sociedad, incluyendo a campesinos, trabajadores y grupos empresariales.
A lo largo de su periodo de hegemonía, el PRI implementó políticas económicas y sociales que buscaban la estabilidad y el crecimiento del país. Sin embargo, también hubo críticas hacia su gobierno debido a la corrupción, el autoritarismo y la falta de alternancia política.
En las últimas décadas del siglo XX, el PRI comenzó a enfrentar un declive en su popularidad y legitimidad. Los movimientos de democratización, las demandas de mayor apertura política y la presión de la sociedad civil contribuyeron a la creación de un ambiente propicio para la alternancia política. Esto llevó a la victoria del PAN en las elecciones presidenciales de 2000, marcando el fin de la hegemonía del PRI.
Desde entonces, México ha experimentado una alternancia en el poder entre diferentes partidos políticos, incluyendo al PAN y al Partido de la Revolución Democrática (PRD). Sin embargo, el PRI ha seguido siendo una fuerza política importante en el país y ha logrado recuperar la presidencia en las elecciones de 2012, con la victoria de Enrique Peña Nieto, y en 2018, con la victoria de Andrés Manuel López Obrador, quien fue postulado por una coalición liderada por el partido Movimiento Regeneración Nacional (MORENA).
La dictadura perfecta, como la llamó el escritor y Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, que duró más de 70 años en el poder ahora está a punto de la extinción.
Hasta este domingo, el Estado de México era uno de los bastiones más importantes del PRI. Además de ser la entidad más poblada de México, tiene una gran relevancia económica debido a su actividad industrial en sectores como el automotriz, alimentario, químico-farmacéutico, textil y turístico.
Por primera vez en la historia, el Estado de México será gobernado por una mujer. Hasta ahora, todos los gobernadores habían sido hombres y pertenecían al PRI, una tradición que se remonta a los tiempos del Partido Nacional Revolucionario (PNR) y el surgimiento del Grupo Atlacomulco.
En los últimos 10 años, el PRI ha experimentado un declive. En 2016, el partido cedió cinco entidades y, después de las elecciones de 2018, solo quedaron con 12 gubernaturas. Sin embargo, en las elecciones de 2021, el PRI sufrió una derrota contundente al no ganar ninguna gubernatura y perder ocho, incluyendo Sinaloa, Tlaxcala, Sonora, Colima, Zacatecas, Guerrero y Campeche, que pasaron a manos de Morena. Después de los comicios intermedios del sexenio de AMLO, el PRI solo conservó cuatro gubernaturas. En 2022, perdió una más y, tras las elecciones de 2023, solo mantiene el control en Coahuila y Durango.
Es decir, que de 20 entidades que gobernaba en 2012, solo le quedan 2 bastiones de cara a las elecciones de 2024.
La dictadura perfecta se extingue
Durante gran parte del siglo XX, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ejerció una hegemonía política en México. El PRI fue fundado en 1929 y se mantuvo en el poder hasta el año 2000, cuando Vicente Fox, del Partido Acción Nacional (PAN), se convirtió en el primer presidente no priista en más de 70 años.
La hegemonía del PRI se caracterizó por un sistema político conocido como “presidencialismo autoritario”. Durante este periodo, el PRI controlaba los principales órganos de gobierno, tenía una fuerte influencia en el poder legislativo y judicial, y ejercía control sobre los medios de comunicación. El partido utilizaba diversas estrategias para mantenerse en el poder, como el clientelismo político, la represión de la oposición y el control de los sindicatos.
El PRI se mantuvo en el poder a través de elecciones que, si bien en muchos casos no eran libres ni justas, le permitían mantener una apariencia de legitimidad. Además, contaba con un amplio apoyo de diversos sectores de la sociedad, incluyendo a campesinos, trabajadores y grupos empresariales.
A lo largo de su periodo de hegemonía, el PRI implementó políticas económicas y sociales que buscaban la estabilidad y el crecimiento del país. Sin embargo, también hubo críticas hacia su gobierno debido a la corrupción, el autoritarismo y la falta de alternancia política.
En las últimas décadas del siglo XX, el PRI comenzó a enfrentar un declive en su popularidad y legitimidad. Los movimientos de democratización, las demandas de mayor apertura política y la presión de la sociedad civil contribuyeron a la creación de un ambiente propicio para la alternancia política. Esto llevó a la victoria del PAN en las elecciones presidenciales de 2000, marcando el fin de la hegemonía del PRI.
Desde entonces, México ha experimentado una alternancia en el poder entre diferentes partidos políticos, incluyendo al PAN y al Partido de la Revolución Democrática (PRD). Sin embargo, el PRI ha seguido siendo una fuerza política importante en el país y ha logrado recuperar la presidencia en las elecciones de 2012, con la victoria de Enrique Peña Nieto, y en 2018, con la victoria de Andrés Manuel López Obrador, quien fue postulado por una coalición liderada por el partido Movimiento Regeneración Nacional (MORENA).
La dictadura perfecta, como la llamó el escritor y Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, que duró más de 70 años en el poder ahora está a punto de la extinción.
Hasta este domingo, el Estado de México era uno de los bastiones más importantes del PRI. Además de ser la entidad más poblada de México, tiene una gran relevancia económica debido a su actividad industrial en sectores como el automotriz, alimentario, químico-farmacéutico, textil y turístico.
Por primera vez en la historia, el Estado de México será gobernado por una mujer. Hasta ahora, todos los gobernadores habían sido hombres y pertenecían al PRI, una tradición que se remonta a los tiempos del Partido Nacional Revolucionario (PNR) y el surgimiento del Grupo Atlacomulco.
En los últimos 10 años, el PRI ha experimentado un declive. En 2016, el partido cedió cinco entidades y, después de las elecciones de 2018, solo quedaron con 12 gubernaturas. Sin embargo, en las elecciones de 2021, el PRI sufrió una derrota contundente al no ganar ninguna gubernatura y perder ocho, incluyendo Sinaloa, Tlaxcala, Sonora, Colima, Zacatecas, Guerrero y Campeche, que pasaron a manos de Morena. Después de los comicios intermedios del sexenio de AMLO, el PRI solo conservó cuatro gubernaturas. En 2022, perdió una más y, tras las elecciones de 2023, solo mantiene el control en Coahuila y Durango.
Es decir, que de 20 entidades que gobernaba en 2012, solo le quedan 2 bastiones de cara a las elecciones de 2024.
La dictadura perfecta se extingue
Durante gran parte del siglo XX, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ejerció una hegemonía política en México. El PRI fue fundado en 1929 y se mantuvo en el poder hasta el año 2000, cuando Vicente Fox, del Partido Acción Nacional (PAN), se convirtió en el primer presidente no priista en más de 70 años.
La hegemonía del PRI se caracterizó por un sistema político conocido como “presidencialismo autoritario”. Durante este periodo, el PRI controlaba los principales órganos de gobierno, tenía una fuerte influencia en el poder legislativo y judicial, y ejercía control sobre los medios de comunicación. El partido utilizaba diversas estrategias para mantenerse en el poder, como el clientelismo político, la represión de la oposición y el control de los sindicatos.
El PRI se mantuvo en el poder a través de elecciones que, si bien en muchos casos no eran libres ni justas, le permitían mantener una apariencia de legitimidad. Además, contaba con un amplio apoyo de diversos sectores de la sociedad, incluyendo a campesinos, trabajadores y grupos empresariales.
A lo largo de su periodo de hegemonía, el PRI implementó políticas económicas y sociales que buscaban la estabilidad y el crecimiento del país. Sin embargo, también hubo críticas hacia su gobierno debido a la corrupción, el autoritarismo y la falta de alternancia política.
En las últimas décadas del siglo XX, el PRI comenzó a enfrentar un declive en su popularidad y legitimidad. Los movimientos de democratización, las demandas de mayor apertura política y la presión de la sociedad civil contribuyeron a la creación de un ambiente propicio para la alternancia política. Esto llevó a la victoria del PAN en las elecciones presidenciales de 2000, marcando el fin de la hegemonía del PRI.
Desde entonces, México ha experimentado una alternancia en el poder entre diferentes partidos políticos, incluyendo al PAN y al Partido de la Revolución Democrática (PRD). Sin embargo, el PRI ha seguido siendo una fuerza política importante en el país y ha logrado recuperar la presidencia en las elecciones de 2012, con la victoria de Enrique Peña Nieto, y en 2018, con la victoria de Andrés Manuel López Obrador, quien fue postulado por una coalición liderada por el partido Movimiento Regeneración Nacional (MORENA).
La dictadura perfecta, como la llamó el escritor y Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, que duró más de 70 años en el poder ahora está a punto de la extinción.
Fuente: Vanguardia MX